domingo, enero 20, 2008

Tus pasos
jamás
serán los míos.

Ya lo ves,
aquí estoy
sin mucho que decir.
Me robaste las palabras en la cama,
desde entonces
estoy mudo.
Adolezco
de todo cuanto se.

Y aunque hicimos el amor,
no he parado de llorar.
Tu cuerpo, que es eterno,
me juega duro por las noches.
Castigo.

Se nos llenó el corazón
de toda clase de emociones.
No,
no todas.
Faltó una.
El amor,
como siempre,
se quedó esperando afuera.

Antes bien llegó
una plaga de hastaluegos
que jamás se dirán.